El debate sobre el salario mínimo.

 -No es el empleador quien paga el salario. Los empleadores sólo manejan el dinero. Es el cliente quien paga los salarios-

Henry Ford.

 

A principios de mayo del 2014 se ha puesto en la mesa del debate nacional el incremento o no del salario mínimo en México; académicos, empresarios, líderes políticos y ciudadanía en general han manifestado su postura tanto a favor como en contra. Esta política económica tiene como finalidad mejorar las condiciones de vida de los trabajadores mexicanos y sobre todo aquellos que se encuentran en una situación vulnerable que no alcancen a cubrir sus necesidades mínimas de subsistencia.

Esta iniciativa fue establecida principalmente por Miguel Ángel Mancera Jefe de Gobierno del Distrito Federal y Gustavo Madero Presidente Nacional del Partido de Acción Nacional (PAN), ambos han propuesto un aumento que asciende a 82 y 83 pesos diarios para el 2015 respectivamente.

El artículo 90 de la Ley Federal del Trabajo establece que el salario mínimo es la cantidad menor que debe recibir en efectivo el trabajador por los servicios prestados en una jornada de trabajo.

El salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.

A principios de enero de este año la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) fijó el salario en 67.29 pesos diarios para el área geográfica A y de 63.77 pesos diarios para el área geográfica B1

Con el aumento del ingreso de los trabajadores, se pretende cubrir las necesidades básicas de aquellas personas que caigan por debajo del umbral de la pobreza, como pueden ser, alimentación, vivienda y educación, se tiene claro que se intenta atender un problema social que se ha convertido prioridad para la agenda política del gobierno.

La solución para el estado parece ser el incremento del salario que proteja el poder de compra y con ello la obtención de satisfactores que contribuyan a tener mejores condiciones de vida y reducción de la pobreza, sin embargo, como veremos más adelante esta política puede llevar a resultados contraproducentes.

El argumento a favor del aumento del ingreso de los asalariados es el bienestar de los trabajadores y que éste aumento no solamente se verá reflejado en acrecentar el consumo de bienes y servicios, sino que además fortalecerá el mercado interno, permitiendo una economía más dinámica.

La secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) informó que México es el único país de la región que mantiene salarios mínimos por debajo del umbral de pobreza per capita, asimismo, en un foro celebrado en la Ciudad de México destacó el “enorme potencial que la política de salarios mínimos tiene para mejorar el ingreso de los menos favorecidos, promover la igualdad y fortalecer la demanda interna”.

De los 34 países que conforma la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México se ubica en el último lugar con los salarios más bajos, además presenta un índice alto de desigualdad según el reporte de “Perspectivas del empleo 2014”.

Todo parece indicar que los organismos de cooperación económica y líderes políticos revelan su postura hacia un aumento del salario de los trabajadores.

Ahora bien, no todos están de acuerdo que un aumento del ingreso detone en mejores condiciones de vida para los empleados, sino todo lo contrario. El primer punto cuestionable sobre esta política económica es el efecto en algunos precios que ésta traería, el argumento que explica esto, es que al elevar el costo de la mano de obra las empresas tendrán que ajustar sus plantillas de sus empleados para compensar el riesgo de contratación o bien aumentando los productos ofertados al consumidor.

Otro punto importante que resulta del aumento salarial es el desempleo, pues el resultado de un aumento en el ingreso dejaría afuera a trabajadores que por sus capacidades de instrucción no serían competitivos en el mercado de trabajo, trasladando a cada vez más personas a la informalidad.

Pero no es lo único, pues las empresas al subir los precios del mercado perderían competitividad y si ajustan sus plantillas por efecto de contratación de mano de obra más cara se dejaría de producir la cantidad proporcional. Se castiga además a los empresarios que son los generadores de riqueza por los altos costos, y por si fuera poco se impide la entrada de nuevos emprendedores al mercado, los que realmente mueven la economía del país.

Al final los efectos negativos del aumento del ingreso de los trabajadores, es el desempleo, aumento en algunos precios, pérdida de competitividad en el sector privado y un mercado interno débil. Las consecuencias de esta política afectan más a los pobres que son los que menos tienen.

El debate nacional no debe ser si aumentar o no el salario mínimo, pues si fuera esa la solución, desde hace mucho tiempo México no tendría índices de pobreza altos, que es realmente el problema a resolver. El problema de la pobreza atiende a varias circunstancias y su solución no deriva en una política en el aumento del salario mínimo sino en la creación de riqueza del cual puedan beneficiarse.

En primer lugar, para generar bienes y servicios que contribuyan en mejores condiciones de vida para los empleados, se debe aumentar la productividad, solo así se tendrá la posibilidad de acceso a estos bienes. El salario debe obedecer a circunstancias del mercado (oferta y demanda) de libre negociación, es decir, dejar que los agentes económicos acuerden lo que a su interés convenga bajo un respeto del estado de derecho.

Las liquidaciones por despido son un obstáculo, mientras a las empresas les sea más fácil despedir de igual forma se verá en posibilidades de contratar a más personas, la flexibilización del mercado es importante en este sentido.

Combatir la pobreza a través del salario mínimo resulta en una mala decisión, para que realmente se avance en este problema, las medidas son varias y no tan asistencialistas como solamente otorgarles un aumento en sus ingresos monetarios.

Promover unas finanzas sanas, estabilidad monetaria, respeto al estado de derecho, combate a la corrupción, bajar los impuestos, recortar el gasto público y abrir los mercados a la competencia, son algunas alternativas que tiene el estado para impulsar el desarrollo económico con alcance a los más desfavorecidos. Pensar que políticos tienen la mejor alternativa es una situación muy discutible y cuestionable por los intereses y privilegios de los que son sujetos.

Estoy de acuerdo que se debe dar importancia a los que menos tienen, apoyarlos a salir adelante, pero la medida del salario mínimo es contraproducente y nocivo para los que menos tienen, pues terminan pagando las malas decisiones de los políticos.

Nota:

1: Áreas geográficas de los salarios mínimos en México: http://www.conasami.gob.mx/pdf/tabla_salarios_minimos/2014/01_01_2014.pdf

Gerardo García

Economista, liberal y seguidor de la escuela austriaca de economía.

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