Hacia una justificación real del Estado de Israel

Pongamos las cartas sobre la mesa, el ejército es la base del Estado de Israel, todo lo demás son ficciones jurídicas, carentes de importancia, totalmente decorativas y estorbosas.

En segunda instancia son las relaciones exteriores, una herramienta necesaria. La entidad “Estado de Israel” es la única herramienta que provee de escudo y acceso a la más alta jurisdicción de poder físico del mundo, la de los Estados “soberanos”.

Por eso la independencia de Israel comienza en 1948 tras la declaración en la ONU. Previamente, las poblaciones judías de la jurisdicción británica existían tal como existen hoy las poblaciones mixtecas en la jurisdicción mexicana. Con un detalle, fuerzas de autodefensa superiores en su organización a lo que el Estado Británico podía regular, existían a pesar de los esfuerzos británicos.

Por eso el día después de dicha declaración, la del 14 de mayo de 1948, comenzó la invasión egipcia, jordana, libanesa, iraquí y siria. Ni antes, ni después.

La existencia del Estado de Israel opera bajo el hecho de que no existe jurisdicción superior a los  Estados Nación, es decir, se tiene que navegar necesariamente en ese mundo para asegurar la supervivencia de los judíos en el Levante sur y por extensión en el resto del mundo.

Bajo jurisdicción británica los ejércitos árabes fueran del protectorado, fueran sirios, jordanos o egipcios no se atrevían a entrar y cometer genocidio. Era posible, decían los sionistas en los años veinte, la falta de un Estado judío si la apertura de fronteras a la migración judía se mantenía y el régimen británico mantenía a los ejércitos externos fuera.[1] Sin embargo, dentro de la circunscripción, ni Gran Bretaña permitió la entrada de cerca de un millón de migrantes judíos durante el Holocausto, condenándolos a muerte en la Europa nazi, ni puso fin a los pogromos y sus tentativas de parte de una porción de los habitantes de la jurisdicción[2].

Dado que la meta del proyecto sionista es crear un espacio donde los judíos no teman que la autoridad intente eliminarlos o ayude a su eliminación[3], la meta terminó siendo alcanzada eliminando las posibilidades de que en dicho espacio hubiera un gobierno antijudío, colocando un gobierno judío. Fue necesaria entonces la creación y mantenimiento del Estado judío.

La independencia, o en otras palabras, la creación del Estado judío se hizo específicamente porque Gran Bretaña dejó de ser una fuerza imparcial. Todo este problema es de origen estatal, está en la naturaleza misma del Estado. Debe pensarse de esa forma si no se quiere ser un embaucado más.

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Dos opciones son las que se han perfilado en cuanto al manejo del Estado judío: izquierda y derecha, laborismo y revisionismo. Ambas se han propagado por el mundo y han decretado y tergiversado las opiniones que se tienen sobre el Estado judío.

El laborismo tiende a ignorar la amenaza, creyendo que la amistad entre los pueblos es posible si se bajan las armas y se relajan las amenazas de ambos bandos. Alguien tiene que comenzar en esto y por tanto es responsabilidad de quien se encuentra en superioridad táctica comenzar el proceso de paz, es decir Israel. En la práctica, ceder terreno lleva inmediatamente a que el enemigo (porque esta es la forma en que el adversario se ve a sí mismo: enemigo de Israel) ocupe el terreno, esto sucedió en 2005 con la retirada unilateral israelí de la Franja de Gaza[4], ahora mucho más violenta y beligerante que Judea y Samaria (Cisjordania), amplio territorio ocupado por las Fuerzas de Defensa de Israel y o acompañado con el gobierno autónomo árabe de Palestina. Esta es la visión que comparte gran parte del mundo respecto a lo que el ejército de Israel debería hacer, y no puede sino debilitar la única función real que tienen las Fuerzas de Defensa de Israel, la de ser una muralla contra las agresiones externas. Este discurso se encuentra en todas clase de medios, incluyendo el célebre periódico, aunque muy equivocado Haaretz.

El revisionismo en cambio está fundado en la “Muralla de Hierro” y la “Ética de la Muralla de Hierro” un par de sucintos artículos del fundador de la derecha sionista Zev Yabotinsqui, es deber de todo aquél que quiera entender el tema, leerlos.[5]

De hecho en el primero de esos artículos, el de 1923, Yabotinsqui nos informa de las preferencias en cuanto a Estados:

“Unos prefieren una muralla de hierro de bayonetas judías, los otros proponen una muralla de hierro de bayonetas británicas, unos terceros postulan un acuerdo con Bagdad, y parecen estar satisfechos con las bayonetas de Bagdad – un gusto algo extraño y peligroso- pero todos aplaudimos, día y noche, la muralla de hierro.”

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El caso israelí posa en el liberalismo y en el anarquismo fuertes dilemas. Los fundamentos del Estado Judío tienen una historia relacionada con propuestas anarquistas y liberales, los socialistas/laboristas se dedicaron mientras tanto a poblar los campos, educar, construir y crear sindicatos más que a encargarse de la seguridad y flexibilidad de las poblaciones. Las Fuerzas de Defensa de Israel nacen de organizaciones privadas destinadas a proteger las comunidades.

Si bien, una parte importante de la población judía llegó con ideales socialistas que imprimieron en la creación del  Estado grandes cargas que lo asemejaron a cualquier país del segundo mundo, el fundamento se mantuvo siendo el mismo hasta el día de hoy, una herramienta capaz de negociar con los demás Estados y evitar que cualquier otro ocupe ese lugar.

Podría decirse que la navegación dentro del mar de los Estados parece ser una incapacidad patente en las agencias de seguridad privada a menos que estas se desembaracen de su función primordial y busquen ocupar un asiento en el “Concierto de las Naciones”. Podría también decirse que no, puesto que no se ha intentado el estudio sobrio y severo de los referentes, como son los que hay en Filipinas, Paquistán, Afganistán y Somalia, que son difíciles de analizar dada su apariencia estética y su situación en la memoria cultural de los Estados con mayor interés en patrullar el mundo.

Lo que existe en torno a la justificación del Estado del Pueblo de Israel son individuos con una identidad nacional solidísima que se saben herederos de una conclusión incontrovertible, ahí donde estén, corren peligro tarde o temprano. Si bien existen heraldos de paz, como son los tres países de Norteamérica o Argentina y Gran Bretaña; países antaño inconcebibles de presentar peligros antisemitas como Suecia, Francia o Chile, prueban la necesidad vigente de tener preparado un refugio.

Podría decirse que es un desacierto haberse colocado en esa región en específico, no nos engañemos, la elección de ese trozo de planeta fue hecha por motivos completamente subóptimos, tradición, historia y apego, y nada más. Si se hubiera elegido la Patagonia, hoy se estaría luchando con tehuelches y mapuches, incluso contra el Estado Argentino o una liga de países suramericanos; si se hubiera elegido Uganda, hoy se estaría luchando con ancoles, bagandas y busogas y algún tipo de pansuajilismo; y si se hubiera elegido el Upstate New York, se lucharía con yanquis, tanto como en Alabama se lucharía con dixis.[6]

«Cualquier población nativa ―no importa si es civilizada o salvaje― ve a su país como su hogar nacional, del cual desean siempre ser los dueños absolutos. No permitirán voluntariamente, no sólo un nuevo dueño, sino incluso un nuevo vecino. Y esto sucede con los árabes. »

Siendo que es el país más seguro de la región, puede decirse que cumple con su cometido. Es un edulcorante intentar argumentar que los beneficios para los árabes pacíficos viviendo en Israel, o incluso que un contrafactual[7] (que no se lo he oído a nadie) puedan pacificar la zona. El ejemplo se vive hoy en Europa. El nativo se impacienta con la inmigración y nace su organización (de derechas según los medios prendevelas) para evitar el arribo de nuevos vecinos, la colonización en marcha es resistida por el nativo mientras que otro nativo brinda ayudas al establecimiento de más foráneos.

Así fue Tel Aviv, una colonia en las dunas que rodeaban Jafa, dunas compradas a terratenientes que residían en la metrópoli de Alejandría. Así fueron las huertas de naranjas, erigidas en los campos yermos del bajío de Sarona, comprados a un dandi que se paseaba por Constantinopla y París; campos yermos que necesitaban de un par de terraplenes y unas cuantas acequias para volverse los más productivos al norte del Canal de Suez.

Así es el barrio de Xoco, una colonia a las afueras de Coyoacán, de casa baratas y gente que puede venderlas. Inyecciones de unos cuantos cientos de millón y listo, se levantan torres altísimas para dar abasto a la demanda de vivienda en zonas céntricas de la ciudad, las casas que quedan cuestan seis o siete veces más, gran beneficio. Pero eso último qué importa ¿y la identidad del barrio, a dónde ha ido? El salvaje proceso del proyecto gentrificador lo intenta exterminar, a los hijos del barrio los intenta desplazar, despojar, los precios suben, la agresión (no física, por supuesto) de las inmobiliarias es implacable, esa colonia no es más la que era. La narración del despojo es la misma en todas partes.

Luego de estos fundamentos está todo lo demás, Israel no es un país más socialista que la media mundial. El corporativismo rampa, la agencia de recaudación está generalizada y se regula al máximo la forma de construir como en pocos lugares del globo. Hay sin embargo un respeto impresionante a la propiedad privada, con sus asegunes, como que las casas de los asesinos son demolidas y su patrimonio confiscado, al mismo tiempo hace unos meses, un soldado fue enviado a prisión por robarse un reloj de casa de un palestino durante una redada. Israel es un país en estado de guerra que hace recordar mucho a los militares austrohúngaros que tomaban  una casa en campaña y al retirarse, dejaban un monto en la mesa que pagara por la estancia de éstos.

La defensa del Estado de Israel no es por el Estado mismo, sólo la izquierda reverencía al Estado. Sino por ser esa muy necesaria muralla de bayonetas, que a pesar de sus intentos de derribo ha desafiado todos los posibles exterminios, de otra manera podría ser desechado como cualquier Dinamarca podrida.

Las organizaciones privadas de beneficencia, salud y ayuda mutua (Hadassah o Yad Sará), educación (Maayán, Hajinuj Hatoraní), los tribunales privados de arbitraje (Beit Din) han hecho que desde 1977 el Estado de los socialistas ―aquel detalle de época que se corrige por no ser la entraña del proyecto sionista― se vaya retirando de ámbitos que no le competen, es un proceso gradual y difícil, y la izquierda no ha podido ganar sino escaramuzas en la retaguardia y presentar una larga guerra de trincheras que va perdiendo a diario. Los acontecimientos institucionales pueden aportarnos soluciones a largo plazo de este lado del Mar Océano.

Conforme las batallas vayan siendo ganadas y el Estado del Pueblo de Israel vuelva a ser de nuevo una muralla de hierro y nada más, volverá a ser la agencia de seguridad privada para la población judía residente en el Levante sur. Y entonces, quizá podamos ver competencia entre agencias de seguridad. Es un futuro promisorio sólo verosímil para el estudioso del caso, como para el teórico de la seguridad privada en libertad.

 

[1] Recordemos que en 1920 el pueblo de Tel Jay en la Alta Galilea fue atacado por un comando libanés, esta incursión fue repelida por exmiembros de la Legión Judía que habían luchado en la primera guerra mundial. En el enfrentamiento murió Yosef Trumpledor y con esto empieza la creación de agencias privadas de defensa en los poblados judíos.

[2] El pogromo de Jerusalén en 1920, la asonada de Jafa, los pogromos de Hebrón, Safed y Jerusalén de 1929, la masacre de Tiberíades en 1938, como los mejores ejemplos.

[3] Como fue el caso ruso a fines del siglo XIX, motivo directo para el inicio del proyecto sionista.

[4] El control político de Gaza fue tomado en batalla por el partido político Hamás en junio de 2007 disolviendo el enlace con el gobierno de Palestina y su coalición con Fataj. Hamás, acrónimo de Movimiento de Resistencia Islámica habla en sus estatutos (traducción de estos al inglés: http://avalon.law.yale.edu/20th_century/hamas.asp) tiene importantes definiciones respecto del “enemigo” y el trato que debe dársele. La oposición en la Franja de Gaza a este grupo, sobretodo la salafista es mucho más virulenta y tilda a Hamás de no ser consistente con la ley del Islam.

[5] Léase en menos de quince minutos aquí: http://www.geocities.ws/obserflictos/jabotinski.html y http://www.infocenters.co.il/jabo/jabo_multimedia/Files/linked/א1%20-7_14.PDF

[6] Otros proyectos similares murieron por falta de voluntad y pésimos liderazgos, es el caso de la Nueva Gales en Argentina, y que llegaron a tener enfrentamientos con el cacique Foyel en medio del Chubut.

[7] ¿La Palestina puramente arábiga no sería hoy 2017 una mezcla entre la Siria reventada, el Líbano fratricida y el Egipto dictatorial, con facciones matándose a diestra y siniestra, los cristianos y druzos amenazados tal como coptos y curdos al norte y al sur?

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1 respuesta

  1. Tito dice:

    ¿Y funcionará eso de?….. ¡Confórmense con la ocupación……los expoliadores somos más fuertes!

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