“Shut-down” contra un gobierno sin control, invasivo

Por donde uno lea, curiosamente encuentra en la prensa los mismos adjetivos al hablar de los republicanos y su pulso a la administración Obama a propósito del “shut-down”: “irresponsables”, “radicales ideológicos”, “chantaje”, “fundamentalistas”… Tan generalizadas y superficiales calificaciones olvidan que un pleito requiere de dos y además, llevan a suponer a periodistas flojos y desinformados, parcializados, consumidores desprolijos sólo de la información gubernamental, en el mejor de los casos. En el peor, a periodistas que no tienen escrúpulos en sumarse a las agresiones a los críticos del estado, pues considerarían a éste merecedor de su admiración y credibilidad absoluta.

Quienes ven el “shut-down” en Washington como la batalla de un partido “malo” contra un partido “bueno” (o más equivocado aún: un partido “malo” contra un gobierno “bueno”) pasan por alto el fondo de la cuestión: El “shut-down” es un debate sobre la soberanía y la libertad, puestos en cuestión en un tema tan crucial como es el tamaño del gobierno y su capacidad de disponer irrestrictamente sobre los individuos y sus decisiones, en este caso sobre la sanidad. En el fondo, la discusión sobre el Obamacare (el tema que detonó el shut-down) actualiza el debate entre el modelo obligatorio asistencialista europeo, que tienes sus pros y sus contras, y la tradicional visión norteamericana de la responsabilidad individual, que ve al estado de bienestar europeo como un patrón paternalista y hasta autoritario, fundado sobre el robo legalizado.

Hace unos días, el Congreso no aprobó el paquete presupuestal de Obama para lo que queda del 2013 y para 2014. Por ello, se dice que hay un government shutdown o un cierre parcial del gobierno que implica, entre otras cosas, que se dejarán de proveer los servicios del gobierno estadounidense, salvo los esenciales. En total, de los aproximadamente 2.15 millones de burócratas del gobierno federal norteamericano, sin contar a los empleados del servicio postal, unos 800 mil se quedan sin trabajar y sin paga hasta nuevo aviso. Así, el “shut-down” es un gesto perentorio del Congreso y sus votantes ante una Administración insaciable y clientelista, que crece sin límite ni control, generando un ciclo dinámico de déficit-deuda, que ya sabemos cómo terminará. Y el Obamacare es la “víctima” que Obama exhibe ante la prensa: una parte del todo, supuestamente “responsable” y “solidaria” pero que terminará afectando la creación de empleos y cuya finalidad es generar déficit, tal como Obama lo plantea. Al respecto, como nos recuerda Carlos Alberto Montaner, la deuda de EEUU ya anda por los US$17 billones de dólares. Todos los días crece en más de US$1,800 millones. Y ya excede al PIB nacional (US$16 billones o trillones de dólares). Para más datos, consulte: http://www.usgovernmentdebt.us/

Quienes hablan de “catástrofe sin par” con el “shut-down” olvidan convenientemente que en la historia política de Estados Unidos, en 18 ocasiones se ha cerrado el gobierno por un desacuerdo presupuestario, empezando en 1976, cuando se aprobó el sistema destinado a limitar el poder del Ejecutivo, aunque no se había vuelto a dar una situación así desde hace 17 años, cuando el cierre se prolongó durante tres semanas, el récord hasta ahora. Al respecto, sus efectos sobre los mercados financieros han sido poco visibles, y su impacto sobre el PIB de EEUU es real pero limitado y depende de la duración (si el desacuerdo persiste hasta cerca del 17 de octubre, cuando se debe acordar el aumento del techo de la deuda, ya estaríamos hablando de otra cosa). Así, según Macroadvisers, el cierre supondría una caída de 0,3% puntos sobre el PIB en tres meses. Pero la calificadora Moody’s predice que ya para 2014 la economía de EEUU se recuperaría de este impacto de corto plazo.

Por supuesto que la crisis de “shut-down” plantea incontables derivaciones para el exterior, todas ellas difíciles de afrontar. Para algunos países, como Brasil, podría significar un alivio, ya que esto incrementaría las posibilidades de que se postergue hasta el año próximo el fin de las políticas de estímulo monetario de la Fed, quitándole presión a temas como las tasas de interés y la devaluación del Real. Para otros, como México, por ejemplo, significará que la discusión migratoria quedará en un muy secundario lugar entre las prioridades del Congreso norteamericano, y que si bien sus efectos en el crecimiento económico podrían ser leves para EEUU, no necesariamente serán así para México, en momentos en que la economía mexicana se desacelera sin freno ni soluciones a la vista. Cuando a EEUU le da gripa… Pero los mexicanos no podemos seguir esperando que sean otros quienes se sacrifiquen por el mal trabajo nuestro y de nuestro gobierno, que tuvo el “tino” de anunciar una “reforma fiscal” esencialmente recaudatoria, voraz, opaca, sin efectos sobre la calidad del gasto público, y de nuevos impuestos en el peor momento. Así nos irá.

Decía Frédéric Bastiat, el economista y divulgador liberal contemporáneo de Marx, hace casi 200 años: “Nada ingresa al tesoro público, para beneficio de un ciudadano o de una clase, que no sea aquello que otro ciudadano u otras clases han sido forzados a poner en él”. Expoliación legal y de la que muchos, en EEUU, recelan con justificada razón. Aunque ya también advertía el mismo Bastiat: “Basta pues que la ley ordene y consagre la expoliación, para que ésta parezca justa y sagrada para muchas conciencias. La esclavitud, la restricción, el monopolio, encuentran defensores no solamente entre los que de ello aprovechan, sino aún entre los que por ello sufren”.

@victorhbecerra

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1 respuesta

  1. 2013/10/06

    […] Publicado originalmente en la web del Movimiento Libertario de México, en: http://www.libertarios.info/site/shut-down-contra-un-gobierno-sin-control-invasivo/ […]

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