De la absurdidad de los sindicatos en las empresas estatales

Seguramente muchos de ustedes ya estarán cansados de escuchar opiniones acerca de “la Maestra” que, por si han vivido durante la última semana debajo de una roca, fue detenida el martes por la PGR por malversación de fondos. Permítanme sólo una breve opinión al respecto.

Sin duda Elba Esther Gordillo, en adelante EEG, es culpable de todo lo que se le acusa. Sin embargo, si analizamos su posición, parece más bien una víctima de un sistema absurdo que un monstruo de siete cabezas.

Seré claro: un sindicato en una empresa estatal es una absurdo en cualquier sistema coherente. Los soviéticos prohibían precisamente estos sindicatos porque iban en contra de los intereses del pueblo; y tenían toda la razón.

Seamos caritativos con la perspectiva comunista: 1) un sindicato es una asociación que tiene como fin defender al obrero de los abusos del dueño de los medios de producción. 2) una empresa estatal está regida por los intereses del pueblo a través de una burocracia que redistribuye la plusvalía a los verdaderos detentores de los medios de producción, que en este caso son todos los ciudadanos. Ergo 3) un sindicato en una empresa estatal, compuesto por ciudadanos, es un asociación que tiene como fin defender al obrero de los abusos del dueño de los medios de producción, es decir, de todos los ciudadanos. La absurdidad es obscena: el sindicato de una empresa estatal defiende a los trabajadores de ellos mismos.

Aquí hay dos soluciones consistentes: 1) la soviética: se declaran ilegales los sindicatos de las empresas estatales y se dejan en manos de burocratas que no tienen el menor incentivo por hacer funcionar bien la empresa. 2) la capitalista: se declaran ilegales las empresas estatales y se dejan en manos de personas que tengan interés en brindar un buen servicio para tener una mejor ganancia y se permite que los trabajadores que así lo deseen defiendan sus intereses a través de un sindicato de asociación voluntaria.

La historia aquí es tener un sistema consistente, pues eso llevará a la eficiencia y al bienestar. En esta historia, me inclino por la solución capitalista.

Bajo esta óptica, sin duda que EEG robaba el dinero de los trabajadores, como cualquier lider sindical en una empresa estatal que, por concepto, está ya robando. Si no se prohiben los sindicatos en las empresas estatales, seguirá habiendo más y más EEG. Pero, si no se prohiben las empresas estatales, los rendimientos de las empresas seguirán siendo mediocres y muy probablemente la plusvalía se quede en los bolsillos de la burocracia.

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