¿Un mundo sin armas?
Hace algunos días comentaba con mi familia una serie de noticias recientes sobre un tema que atrajo los reflectores en México y EEUU a finales del 2012: armas de fuego. Independientemente de la complejidad del tema a la hora de plantear políticas públicas para “resolver” los diferentes problemas relacionados con estas –tiros al aire que terminan con vidas inocentes, personas mentalmente inestables con rachas asesinas, etc– hubo una frase de mi hermana menor que llamó mi atención “desearía que las pistolas no existieran”. Me parece que eso es la peor conclusión que se puede sacar ya nos aleja de nociones esenciales como desarrollo e innovación tecnológica y su relación con la libertad.
Esta breve entrada no es sobre como la regulación de armas sirve de poco para evitar tragedias como los tiroteos en escuelas, ni siquiera argumentaré sobre cómo la instrucción de todos los miembros de la comunidad en el manejo y uso de armas podría dificultar que sucedan eventos como ese. Ni que decir sobre las víctimas de las balas perdidas en la Delegación Iztapalapa. Mientras las armas de fuego sigan siendo un tema tabú del cual simplemente quisiéramos no tener que hablar y que no existieran tendremos problemas como sociedad.
¿Que pasaría si mi hermana pudiera pedir a los reyes que las pistolas dejaran de existir y este 6 de enero amaneciésemos sin armas de fuego? Desde mi punto de vista sería un gran retroceso para la humanidad. Regresar al lugar donde el grande se impone al pequeño, y los muchos a los pocos. Sería un mundo donde por ejemplo, mi hermana con su poco más de metro sesenta y sus alrededor de 55 kg sería una víctima bastante fácil para cualquiera más grande y fuerte incapaz de reconocer que ella es un fin en si mismo y que sería incorrecto iniciar la agresión contra su persona.
Mi padre, quién sentía cierta afinidad por el deseo de un mundo sin armas, quizá sea lo suficientemente grande y fuerte como para resistir los ataques de la mayoría de esas personas dispuestas a iniciar la violencia. Claro que siempre estará quién se empeñe tanto en iniciar la agresión quién prepare su cuerpo más que los demás, o mejore técnicas para agredir. Esto lleva a tratar un problema central, que causa risa a los defensores del derecho a portar armas pero muestra lo absurdo de combatirlas. Cualquiera que quiera causar daño podría afilar una piedra o una placa de metal.
Todo esto para decir, parafraseando a Walter Block, que las armas de fuego son como el fuego mismo, las maquinas de escribir, los cuchillos y el mercado: magníficos y eficientes medios que pueden ser usados para cualquier fin, bueno o malo. Pensar que las armas de fuego son en sí malas nos hace olvidar que son parte del desarrollo de la humanidad que nos alejan de épocas donde la ley del más fuerte era la única ley. Ese error me parece similar al que cometen aquellos que acusan a las minifaldas de ocasionar las violaciones cometidas contra mujeres, y ven en su regulación la mejor solución al problema. Cada vez son más quienes encuentran esa postura absurda, me pregunto cuando nos daremos cuenta con las balas y pistolas sucede lo mismo.
Como dije, mantendré esta entrada corta y no entraré a detalles sobre los mejores arreglos institucionales para garantizar la integridad de los individuos. Me limito a comentar que afortunadamente el paradigma de que lo mejor que puede hacer el gobierno es canjear armas por laptops y tablets está dejando de ser el único. En uno de nuestros podcasts comentábamos sobre la comunidad de Olinalá en Guerrero que por allí de noviembre decidió levantarse en armas y tomar el control de su seguridad. A los locutores nos pareció un buen comienzo, aunque desafortunadamente días después cambiaron las armas por artículos ante la llegada del ejercito.
Al terminar el año se habían dado cuenta de su error y si bien en la cabecera aún hay presencia militar, en el resto del municipio se han organizado. Poco después tras una matanza el presidente municipal de Concordia Sinaloa, José Eligio Medina Ríos, invitando a armar a la población civil para que sean capaces de defenderse. Comienza el 2013 con el alcalde de Mazatlán, Alejandro Higuera Osuna, apoyando la propuesta.
Me es claro que hay gran diferencia entre las sierras y las ciudades, pero poco a poco comienza el reconocimiento de que el Estado, tan ocupado en enseñarnos a “vivir mejor” o en sus “pactos por el país” y sus programas sociales, ha dejado de ser capaz -si alguna vez pudo hacerlo- de ejercer la única función legítima que se le podría estar conferir. Dichosamente podemos contar con la tecnología de nuestro lado, si sabemos luchar por nuestros derechos, organizarnos y educarnos para defender a los nuestros. Pero primero hay que reconocer que evitar que nosotros, los civiles no agresores, portemos armas y creer que eso de alguna manera nos protege de nuestros coterraneos con mierda en la cabeza -que estarán armados sin importar cuanto intentemos impedirlo- es simplemente ilógico.
¡Que tengan un excelente año!
twt: @menosgobierno
Tu argumentación es muy débil y raya en el absurdo al afirmar que ya no somos más un mundo en el que el más fuerte es el dominante. Nunca hemos dejado de serlo, sólo que ahora se trata de quien tiene más y mejores armas. No es coincidencia que Estados Unidos tenga el más formidable ejército del mundo con todas sus flotas repartidas en cada uno de los mares y océanos. El más fuerte sigue mandando en el mundo, aunque ahora sea fuerza económica o bélica. Una razón profundamente liberal y sustentada es simple, la Ley. Aquella que dice que el gobierno no puede poseer la exclusividad de tener y usar armas, y se justifica en que el mismo gobierno puede atentar contra su ciudadanía y estos estarían desprotegidos ante tal escenario.
Estimado Ernesto, aquí argumento sobre la autodefensa comunitaria armada. http://redaccion.nexos.com.mx/?p=4608 Saludos
No veo lo débil ni lo absurdo. Digo que a nivel micro, las armas -como tecnología- nos alejan de la dependencia en la fuerza física. Lo débil es comparar la fuerza económica y bélica de un país para decir que los fuertes siguen dominando. Conozco y comparto el argumento del liberalismo clásico para la milicia. Pero no es el único. No pretendí escribir un artículo referenciado sobre la defensa del derecho a portar armas desde la postura liberal, era simplemente hablar de las armas como tecnología, por muchas armas automáticas que tengas, basta una 9 mm. para incluir la muerte en tu costo-beneficio.
¿Si hubiera argumentado sobre el boost de las guardias ciudadanas en la costa chica de Guerrero como mecanismo eficaz contra el crimen organizado también dirías que es absurdo porque los narcos siempre serán más fuertes y grandes aún en términos de armas?
De nuevo, comparto la idea de las armas para defendernos de los que supuestamente nos van a defender, pero hay que explorar nuevas ideas y sobre todo debatirlas. Saludos!
El revolver data del siglo XIX y el libertarismo puede rastrearse hasta los tiempos de Locke. La pistola anterior data del siglo XVI, pero cuenta con una sola bala y es muy poco mortal, no por nada la bayoneta era la arma de predilección del ejército, pues el hierro seguía siendo el, literal, weapon of choice. El paralelismo que haces entre pistolas y libertarismo, por tanto, simplemente no soporta un análisis histórico. La defensa de tu hermana va más allá de pistolas, armas, o ejércitos; en efecto, una pistola puede ser más fuerte que otra, un cuchillo más largo que otro, una granada más explosiva que otra, una catapulta más eficiente que otra, un arsenal más eficiente que el otro. Es, en efecto, irrelevante las armas para la libertad de tu hermana. Lo que importa es si el otro que tiene ese arsenal más grande, o esa pistola más rápida o ese cuerpo más fuerte decide usarle como medio o no. La gran diferencia es que si a tu hermana deciden utilizarla como medio y ella tiene una pistola, puede amenazar y eventualmente matar a su atacante, si y sólo si aquel no tiene un arma más grande. La discusión a fin de cuentas, desde tu perspectiva, parece ser moral. Es un problema de voluntad y racionalidad, no de armas.
Sin embargo, ¿Cuál es el problema de las pistolas, sobre todo a partir del revolver? La inmediatez, la velocidad, la instantáneidad que posibilitan. Aceptemos que un ser moral y racional no mataría a nadie; pero ese ser moral y racional toda la vida sería nada menos que una divinidad. Siempre hay arranques de pasión, de irracionalidad, de espontaneidad; acciones que no pasan por la cabeza ni por mi moralidad kantiana en primera instancia. Es en ese instante en el que un arranque de furia puede convertirse en una cruz en un panteón. Un ser racional puede perpetuarse como una bestia en un segundo gracias a un arma automática (la pistola antigua no sólo depende de la pasión, depende mucho de la paciencia por hacer una carga y de la puntería para no errar el tiro). La racionalidad es directamente afectada por un aparato que puede prolongar una pasión.
Si me preguntas a mí, estoy a favor de que todos tengamos nuestra pistola del siglo XVI, porque a fin de cuentas, nos da un momento de serenidad mientras preparamos la pólvora. Pero si me dices que todos tenemos la libertad de poseer armas automáticas, temo decirte que estás traicionando tu propia causa; pues la inmediatez de su uso puede hacer que ese segundo en el que nuestra razón puede nublarse, se eternice en una pena perpetua.
Creer que tenemos siempre o que existe la manera de tener en todo momento control racional sobre nuestras pasiones es simplemente regresar a un tipo de estoicismo que ha probado su error. Prefiero ser irracional por momentos y que esos momentos no arruinen, ya no la vida de los demás, sino la mía.
No intenté hacer tal paralelismo histórico entra la existencia de las armas de fuego y la tradición liberal. Lo cual tampoco significa que no existan concepciones históricamente desarrolladas de la libertad ligada a la capacidad de resistir la opresión física, donde las armas el componente tecnológico del que hablo tienen lugar.
La irrelevancia que remarcas en cuanto a que alguien este armado con algo para defenderse de otros no me parece tan evidente. Si tomas el combate cuerpo a cuerpo, la técnica y fuerza de cada individuo lo es todo. Si hablas de cuchillos contra cuchillos el tamaño quizá importe, pero la destreza se vuelve un factor que desplaza a la fuerza física. En el caso de las armas de fuego se va aún más allá. Mi agresor puede tener un rifle, yo una 9 mm, y aún así ambos estar a 1 disparo de perder la vida. El “si y sólo sí” no se sostiene.
Lo que me preocupa es la idea de que los espíritus animales del hombre justifiquen legislar para quitarle tentaciones y que no caiga en el pecado cuando su racionalidad se vea aturdida. No digo que sea capaz yo mismo de mantenerme 100% al control de mis impulsos emotivos, pero si no soy capaz de respetar los limites naturales de la integridad de 3eros en un arranque de pasión, quizá no tenga mucho lugar en una sociedad libre. Si lo rompes, lo pagas, poco importa si estabas borracho, pacheco o en una racha-irracional. Sobre ese entendido debe funcionar la sociedad. No debemos esconderle los juguetes peligrosos al niño … bueno al niño si pues, pero a los agentes morales autónomos no.
Solo acotar que las “autodefensas” como las conocemos, no quieren “defenderse” quieren suplantar a el gobierno y ese es el problema del minarquismo, cualquier resquicio que se deje puede ser la entrada a la opresion del estado.
En lo demás estoy totalmente de acuerdo.