El feminismo que no logra convencer

Hemos banalizado tanto la importancia de la libertad que somos incapaces de ver los ataques que sistemáticamente cometemos contra ella como sociedad, incluso en su nombre.

Este es el caso de un reciente artículo en el periódico Excélsior de Jaina Pereyra titulado “Malditas Feminazis” que buscaba “entender el tono de la discusión que generaron” las reacciones a un tuit de la marca de bebidas Gatorade.

En el tuit, Gatorade felicitó a la medallista olímpica Paola Espinosa por el nacimiento de su hija con un “felicidades por obtener la medalla más grande de todas: ser mamá.” Inmediatamente se generó una reacción virulenta contra Gatorade por celebrar la maternidad y hubo, incluso, quienes consideraba esta felicitación como una agresión. Sin importar siquiera, que previamente Paola Espinosa manifestase que ser madre era efectivamente su “medalla más grande.”


¿Por qué es importante?

En su artículo, Jaina pregunta:

¿Por qué les genera tanto placer cuando sienten que se derrumba una causa feminista? ¿Qué tanto les molesta que avance? […] Ante esta virulencia me quedo perpleja. ¿Por qué genera tanta furia la indignación de (algunas) feministas? ¿Por qué nos tienen que decir que ésas son tonterías de las que no debemos indignarnos? ¿Por qué les causa tanto pesar el feminismo? En serio, si les parecen tonterías, ¿por qué se enojan tanto?

Nosotros creemos en que Jaina de verdad busca entender más sobre la percepción de la causa y no sólo juzgar la reacción sin abrirse al debate con quienes opinan diferente. Esta entrada busca responder por qué este tipo de defensa del feminismo genera un rechazo tan tajante. Explicar por qué tener el tener una perspectiva distinta sobre lo sucedido no te hace mala persona, ni apologista de lo virulento.

Para entender la reacción, primero hay que comprender cómo se percibe el reclamo y el ambiente social en el que se genera. Si algún feminista cree que la sociedad celebra una derrota para “la causa feminista” quizá sea incapaz de ver que lo que se aplaude es el derrumbe una narrativa radical, colectivista y violenta que no lleva muy lejos al feminismo mismo y nos distrae de los problemas reales que enfrentan las mujeres en la esfera pública y privada.

De nuevo, esta es una invitación a considerar seriamente las ideas de otras personas y a reconocer que quizá ellas también tienen el corazón en el lugar correcto, es decir, quieren hacer del mundo un mejor lugar para vivir. Porque lo que está en realidad a debate son dos formas de ver el feminismo. Una suscrita por nosotros, que cree en la libertad de la mujer y combate todas las instancias de discriminación y violencia en lo público y en lo privado. Y otra que cree que una solo es mujer-mujer si se somete a un credo particular.

Feminazismo

La segunda forma de ver el feminismo, postula que todos aquellos que no ven las expresiones violentas del machismo arraigadas en lo más profundo de nuestra cultura y la coacción que ejerce la publicidad son, por exclusión, machistas. En esta batalla, varias feministas están convencidas de que el tuit era machista y que, si Paola, una mujer, respondió a Gatorade para agradecer el reconocimiento en algo que ella considera importante para su desarrollo individual, lo hizo coaccionada.

Jaina celebra en ese mismo artículo la decisión de la Autoridad en Estándares de Publicidad (ASA) de Gran Bretaña que prohíbe los estereotipos de género en la publicidad. Es decir, se presenta una narrativa donde la victoria es prohibir que en la publicidad privada se expongan a mujeres en roles que no nos gustan y que solo aparezcan los roles que nos gustan. Por ejemplo, nunca celebrando la maternidad como un bien superior.

El peligro, para quienes observamos la lucha y su reacción, está en que la narrativa de este segundo feminismo desaparece o menosprecia la libertad individual y justifica dinámicas colectivistas guiadas por una “buena causa”. La libertad de la mujer requiere y justifica la censura y la violencia que requiere como medio para combatir los estereotipos.

El término feminazi aunque pudiera ser tomado a broma, o como un simple insulto, justo se refiere a ese feminismo que defienden aquellas feministas dispuestas a usar la coacción para entrar a las salas de todos los hogares y comercios. La banalidad del mal (toda proporción guardada) se haría presente en el Jerusalén de las “feminazis”.pues han tornado cotidiano el discurso violento de la justicia social que no tolera posturas distintas. En su búsqueda de justicia establecen la lucha constante contra todo lo distinto y banalizan el mal en la sociedad al proponer la violencia como solución y criticar la resistencia de la reacción que generan.

Una alternativa liberal

Sin embargo, más allá de los riesgos que representa este tipo de posturas, el principal daño que ha hecho este segundo tipo de feminismo ha sido contra todo el feminismo. Esta forma de ver a la sociedad ha permanecido como un impedimento a que permee la idea de un feminismo igualitario basado en libertad individual.

Una sociedad con causas colectivas definidas siempre en contra de manifestaciones específicas de la libertad individual y parámetros estéticos de prejuicio no puede establecer las instituciones que respeten la libertad de la mujer ni la igualdad. La justicia requiere una estructura donde se proteja la libertad individual de todos, sin importar género ni la perspectiva que se tenga sobre los mismos.

No podemos sacrificar la libertad de producir, expresar y contratar publicidad, aunque no compartamos los mensajes que utilicen. Sabemos que si las ideas equivocadas o nocivas han de combatirse en la sociedad, se deben combatir siempre a través del debate abierto e irrestricto que permita combatir las nociones más absurdas o injustas libremente.

¿Por qué tendría que ser así? Porque estamos hablando de la expresión humana y de una cadena de cooperación que significa para los involucrados la realización de planes de vida únicos e igualmente válidos. Desde quienes conciben la idea de expresar algo, todos aquellos quienes lo hacen posible (y son pagados por ambas tareas) y esos muchos más que consumen el mensaje y les transmite algo positivo (que pueden o no, elegir pagar por ello). Todos ellos participan de esto para a su vez poder desarrollar sus propios planes de vida según sus concepciones de lo valioso.

La censura es una respuesta que se puede citar como tendencia a nivel mundial en cuanto a política pública y perspectiva de género. Pero creemos que feministas como Jaina se equivocan si creen que la censura es una buena noticia en el esfuerzo por una sociedad más libre e igualitaria. Es celebrar el prohibir con la fuerza del estado aquellas expresiones culturales que no nos gustan. Si esa es la narrativa feminista, no es de sorprender la reacción en defensa de la libertad.

No nos extrañemos tampoco de que esto no sea un problema exclusivo de algunos feminismos. Muchos otros movimientos sociales que aseguran tener el corazón en el lugar correcto, señalan problemas y sugieren soluciones sin considerar, prohibición tras regulación, podrían estar dinamitando las mismas bases de una sociedad libre y prospera para pavimentar el camino al autoritarismo.

Para lograr el cambio cultural necesitamos convencer de la importancia de respetar la persona y propiedad de las mujeres tanto como la de cualquier otro. Construyamos un feminismo donde el mensaje no requiera que quienes lo apoyen se conviertan en colectivistas apologistas de la violencia

En definitiva, benditos todas y todos los feministas que creemos en la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Malditos nadie, ni siquiera aquellos que errados creen en la generación de más conflicto para resolver los conflictos.

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2 Respuestas

  1. Fernando Salvador Razo Jasso dice:

    La particularizacion de leyes para grupos sociales ayuda poco o nada a los pretendidos beneficiarios y al concepto de igualdad en los pueblos. Igualmente, la manipulación leguleya o propagandística de esas normas formalmente concedidas, denigra las que de manera original pueden haber sido buenas intenciones.

  2. Wendy dice:

    porque la necesidad de llamarse feministas? porque no solo se llaman libertarias y ya

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